Entre las curiosidades que pueden observarse en torno a la Catedral de la Almudena de Madrid, muchos visitantes se paran ante la estatua de Juan Pablo II.
La escultura se alza en un emplazamiento estratégico, a la entrada del templo y junto a una tienda de souvenirs. Es inevitable que muchos turistas pasen por la zona, que también incluye el Palacio Real y la plaza de Oriente. De hecho, toda la zona es parte fundamental del recorrido Qué ver en Madrid en diez pasos.
Recuerdo de Juan Pablo II
Encargada por el arzobispado de Madrid, la estatua es obra del escultor extremeño Juan de Ávalos, autor también de las esculturas de la Basílica del Valle de los Caídos. Fue inaugurada el 9 de noviembre de 1998 para celebrar la consagración de la Catedral de Madrid por Juan Pablo II. El acontecimiento tuvo lugar en 1993 durante uno de los viajes del pontífice a España.
La estatua de Juan Pablo II está realizada en bronce y tiene una altura de 3,5 metros. Se encuentra junto a la fachada este de la Catedral, mirando hacia levante y la calle Bailén. Es decir, que de algún modo da la bienvenida a los visitantes del templo.
La figura del papa tiene los brazos abiertos y la túnica movida por el viento. Su postura es la de dirigirse a los fieles en actitud de saludo y de acercamiento. En la base de la estatua puede leerse “Totus Tuus”, lema del pontificado de Juan Pablo II. Este lema lo tomó prestado de una oración consagratoria: “Yo soy todo para ti y todo lo que tengo es tuyo.”
Para los seguidores de este pontícife, la estatua supone un gran recuerdo. Muchos de ellos asistieron a la multitudinaria misa que ofició en el Paseo de la Castellana en su primer viaje a Madrid en 1982. Por entonces fue, y quizá siga siendo, el acto más multitudinario de la historia de la capital.
Juan Pablo II volvería a Madrid en 1993 para consagrar la catedral de la Almudena. Además presidió una gran celebración en la Plaza de Colón en la que canonizó a Enrique Ossó. Su última estancia en Madrid fue en 2003, que congregó a más de un millón de personas.
En torno a la estatua de Juan Pablo II
Como digo, la estatua de Juan Pablo II está junto a la entrada este de la Catedral de la Almudena. Frente a la escultura, cruzando Bailén, existe otra estatua, ésta dedicada a Mariano José Larra. A a su lado permanece la taberna centenaria El anciano rey de los vinos, donde es típico beber su vermuth de grifo. Además, se pueden probar algunas especialidades originales como el Regalito de Toro o las Delicias de morcilla con manzana.
Pero quien se para a ver la estatua de Juan Pablo II suele entrar a visitar la Catedral. La entrada es gratuita o con donativo voluntario y merece la pena contemplar algunos de sus rincones. Además de la entrada al templo recomiendo otras dos visitas que no siempre están en la agenda de los turistas. Una es la entrada al museo de la catedral y subida a la cúpula. Desde aquí arriba se disfruta de unas vistas sensacionales de Madrid y alrededores.
La otra visita que recomiendo es la Cripta de la Catedral. Se accede por el lado sur, es decir, por el final de la calle Mayor. Y hasta aquí llegan muchos menos visitantes. La Cripta de la Almudena es un lugar realmente especial, con su mar de columnas y su luz mortecina. Algunos visitantes quedan más sorprendidos por la bajada a la Cripta que con el templo principal.
El entorno del que hablamos incluye otros puntos de interés turístico. Así, la plaza de Oriente, la calle Mayor y la plaza de la Villa, que integran el Madrid de los Austrias.
Toda la zona de la estatua de Juan Pablo II, presidida por el Palacio Real, se marca en el mapa de Qué ver en Madrid en 10 pasos con el número 2.
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