Acueducto de Segovia, de la sierra a la ciudad

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Acueducto de Segovia

En tu excursión a Segovia puedes ver muchas cosas diferentes, pero la visita al Acueducto es irrenunciable. De hecho, el Acueducto de Segovia es la obra más destacada que dejó el Imperio Romano en España y una de las más importantes del mundo. Junto con el Alcázar y la Catedral, es una de las visitas imprescindibles de la ciudad.

El objetivo de esta impresionante construcción fue conducir el agua de la sierra hasta la población de Segovia. Y lo más curioso es que ha seguido cumpliendo su función hasta 1973. La otra gran curiosidad es que sus bloques de piedra se mantienen en perfecto equilibrio sin masa ni cemento que los una.

El Acueducto se construyó casi con seguridad en el siglo II d.C, y en 1985 fue declarado Patrimonio Mundial por la Unesco. La parte más visible y espectacular está en el centro de la ciudad. Pero si nos animamos podemos seguir la línea de esta construcción varios cientos de metros.

Desde la sierra hasta el Alcázar

El Acueducto de Segovia recoge las aguas del manantial de la Fuenfría, a unos 16 kilómetros de la ciudad. Desde aquel punto hace un recorrido hasta el primer desarenador, de los siglos XV y XVI, que limpia el agua de impurezas y regula el caudal. Toda esta parte no está visible para el visitante.

Monumento de inicio del Acueducto de Segovia
Monumento de inicio

La obra comienza a ser visible a unos 700 metros de la parte conocida del Acueducto. Un pequeño monumento formado por sillares, probablemente del siglo XVI, marca el inicio del Acueducto. En su cara externa podemos ver claramente el canal por donde circulaba el agua. Una inscripción a su lado recuerda el Sendero del Acueducto, acondicionado por voluntarios de Segovia en 2001.

Desde el monumento se puede seguir el Acueducto en un paseo hacia la plaza del Azoguejo. A pocos metros tenemos el segundo desarenador, llamado de San Gabriel. Según avancemos iremos viendo cómo la obra nos va quedando más alta, ya que nuestro recorrido es descendente.

Es en la plaza del Azoguejo donde el Acueducto toma su máxima altura: 28 metros. Y es también donde todos nos paramos a hacer las fotos. Contemplamos entonces 43 arcos dobles (arriba y abajo). En este tramo es donde se encuentran las dos hornacinas, una de ellas con la imagen de una Virgen. Para algunos es la Virgen del Carmen, para otros la de la Fuencisla. Y en el Centro de Recepción de Visitantes, al lado del Acueducto, nos dicen que se trata de una Virgen sin advocación.

Los 166 arcos del Acueducto de Segovia

La otra hornacina está a la misma altura que la primera, pero en la otra cara. Y esta la encontramos vacía. Además, por algunos sillares de granito hay huellas de inscripciones en letras de bronce de difícil comprensión. Pero quizá lo más impresionante es acercarse a la grandeza de estas rocas del Guadarrama y comprobar que se mantienen en perfecto equilibrio sin cementos ni argamasas.

Acueducto de Segovia
Subida al mirador

El canal prosigue por encima del puente hacia el Postigo del Consuelo, donde se forma un magnífico mirador. Desde aquí arriba podemos ver los arcos de una y otra cara y hacer algunas fotos que van a ser de las mejores de la excursión. Recordemos que el monumento consta de 166 arcos que dan una gran sensación de armonía y solidez.

A partir de este punto dejamos de ver la conducción de agua. Porque aquí empieza la parte soterrada que atraviesa la ciudad, no visitable. Existe bajo el suelo de la vieja ciudad una compleja red de distribución dispuesta para abastecer fuentes y aljibes particulares. Hasta que el canal llega al Alcázar, punto final del recorrido. Para dar a conocer este último tramo de época medieval y moderna se ha creado un itinerario señalizado en superficie utilizando veinticuatro placas de bronce con el logotipo del Acueducto.

Hasta final de siglo XX el Acueducto de Segovia ha cumplido el objetivo para el que se levantó. Es decir, proveer de agua a la ciudad y, en particular, al Alcázar. En la actualidad el suministro llega a todos los rincones por otros medios más modernos.

La leyenda y la realidad

Cuenta la leyenda que el Acueducto de Segovia se construyó a causa de la pereza de una aguadora que se cansaba de llevar todos los días el cántaro lleno de agua a su casa. Por eso aceptó un pacto con el Diablo, que pretendía su alma a cambio de llevar el agua a su casa antes del amanecer.

Acueducto de Segovia
Cara este del Acueducto

Pero al poco de sellarlo la muchacha se arrepintió, y rezó para evitar la pérdida de su alma. El Diablo trabajó toda la noche en la construcción el Acueducto y cuando cantó el gallo la obra estaba casi acabada, a falta de una sola piedra. De este modo la aguadora conservó su alma y los segovianos aceptaron la nueva decoración de su ciudad.

La realidad es que el Acueducto fue fruto de la ocupación romana en el siglo II d.C. y en la actualidad está considerada una de las mejores obras civiles que hay en España. En su existencia ha sufrido pocas alteraciones. Una de ellas fue el ataque de los musulmanes en el siglo XI, que dañó 36 arcos, restaurados cuatro siglos más tarde. En los últimos años del siglo XX se restauró el monumento.

Si queremos saber más sobre la construcción de este útil monumento podemos acudir al Centro de Interpretación del Acueducto. Está en la Casa de la Moneda, fuera de la muralla, y utiliza paneles y maquetas en los que encontramos muchos detalles sobre su factura. Desde sus instalaciones, además, hay una bonita vista del Alcázar.

Otra buena forma de conocer detalles curiosos sobre el Acueducto y sobre Segovia es seguir el Free Tour que se inicia a los pies del monumento y recorre el casco histórico de la ciudad.

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