El nombre del Barrio de las Letras es un homenaje a los grandes escritores que hicieron vida en sus calles durante el Siglo de Oro español. Cervantes, Lope de Vega y Quevedo dan nombre a algunas de sus calles más señaladas. Citas literarias de sus mejores obras y de otros autores adornan el pavimento peatonal con letras doradas.
En la actualidad, el Barrio de las Letras es uno de los espacios con más encanto y mayores atractivos de Madrid. Su oferta comercial y gastronómica es amplia y muy peculiar. A esto se suma la tranquilidad y recogimiento de un entorno peatonal libre de tráfico rodado.
Para conocer en profundidad la zona es buena idea seguir el Free Tour de Cervantes, una visita de reserva gratuita que te lleva por los puntos más destacados del barrio. Dura dos horas y se hace de jueves a domingo en diferentes horarios de mañana y tarde.
Ubicando el Barrio de las Letras
Barrio de las Letras no es una entidad administrativa oficial sino una denominación turística y sentimental. Oficialmente, estamos en el barrio Cortes del distrito Centro. Pero mucha gente, y especialmente los visitantes, prefieren la versión popular que recuerda su esplendor literario.
Según el mapa de zonas turísticas del Ayuntamiento, el barrio lo delimitan la Carrera de San Jerónimo, el Paseo del Prado, la calle Atocha y la calle Cruz. Sin embargo, muchos prefieren ampliar la zona desde Cruz hasta la calle Carretas, que sale de Puerta del Sol.
Así delimitado, el barrio presenta muchas peculiaridades que lo hacen diferente del resto de la capital. Sus comercios pequeños son muy particulares, sólo están aquí. El sabor de sus calles, aderezado de una historia de siglos, es único en el mundo.
Los locales para comer y beber son muy numerosos y de muy diferente variedad. Sin duda atraen a los visitantes, pero el barrio no sería lo que es sin su pasado teatral. El Teatro Español, heredero del Corral de la Pacheca del siglo XVI, sigue muy vivo. Y otros teatros ofrecen sus representaciones a pocos pasos.
Un recorrido por el Barrio de las Letras
Empezamos nuestro recorrido en la Plaza de Santa Ana, centro neurálgico del Barrio de las Letras. Existe desde que se demolió el convento de Santa Ana, durante la expansión de Madrid a principios del XIX. Sus lados están repletos de restaurantes que llenan el espacio central con sus terrazas. En un extremo está el Teatro Español y en otro el Hotel Me Reina Victoria. Las estatuas de los dramaturgos García Lorca y Calderón de la Barca adornan la plaza.
Contigua por el oeste tenemos la plaza del Ángel, llamada así por el Ángel de la Guarda que había pintado en una fachada. Este pequeño espacio es famoso por el Café Central, donde puedes tomarte algo escuchando jazz en vivo. El Hostal Persal es una opción no muy cara para alojarse en el centro. El Palacio de Tepa ocupa una de sus esquinas y alberga hoy un hotel NH Collection de cinco estrellas.
Antes de bajar por la calle Huertas, podemos avanzar unos metros hacia la calle Atocha. Haciendo esquina tenemos la iglesia de San Sebastián, por donde han pasado multitud de personajes famosos. Entre otros, aquí bautizaron a Tirso de Molina, casaron a Becquer y enterraron a Lope de Vega. La parcela contigua, antiguo camposanto de la iglesia, es hoy El Ángel del Jardín, una pintoresca floristería heredera de la centenaria El Jardín del Ángel.
La calle Huertas es uno de los espacios más concurridos del Barrio de las Letras. Su nombre se debe a que aquí se cultivaban unas huertas, como se ve en la placa. A sus lados encontramos bares, restaurantes y comercios con mucho sabor. Por ejemplo, Vi Cool, la taberna que fundó el chef Sergi Arola en el 12; Casa Alberto, una taberna centenaria en el número 18; o el gallego Maceiras en el 66. En la esquina con Príncipe está el Palacio de Santoña, reformado por Ribera en el siglo XVIII, hoy Cámara de Comercio. A la derecha se abre la plaza de Matute, un buen lugar donde tomar algo sentado en una terraza.
Los grandes literatos del barrio
Si seguimos bajado por Huertas nos cruzamos con la calle del León. Por el lado izquierdo se abre ligeramente en lo que fue el mentidero de Representantes, donde se reunían actores, escritores y otros madrileños a charlar en los siglos XVI y XVII. Por el lado derecho tenemos la Real Academia de la Historia, con una placa dedicada a Marcelino Menéndez Pelayo. Siguiendo por este lado llegamos a la calle Atocha, a la altura del Teatro Monumental. En la misma Atocha 87, poco más abajo, estuvo la imprenta de Juan de la Cuesta, impresor del Quijote.
En paralelo a Huertas discurren dos calles fundamentales en este recorrido. Una es Lope de Vega, que sólo por su nombre ya es digna de la visita. Pero además acoge el Convento de las Trinitarias Descalzas de San Ildefonso, del siglo XVII, donde se enterró a Cervantes. Aquí también profesó sor Marcela, hija de Lope.
La otra calle imprescindible es Cervantes. En la esquina con León una placa nos recuerda el lugar donde vivió y murió el autor del Quijote. Un poco más abajo está la Casa Museo Lope de Vega. En esta casa con jardín vivió Lope hasta su muerte. Hoy es visitable y recrea el despacho donde el dramaturgo escribió sus obras y las estancias que habitó.
Entre las calles Cervantes y Lope de Vega, discurre la pequeña calle Quevedo. Una placa en una fachada nos recuerda el lugar donde estuvo la casa del “poeta eminentísimo”. Las fechas nos señalan la duración de su estancia, entre 1620 y 1634.
Bajamos al paseo del Prado
Hay que recordar que éstos no son los únicos literatos homenajeados, aunque sean los más buscados. En el Barrio de las Letras también hay calles dedicadas a Moratín, San Agustín, Echegaray y Ventura de la Vega. Y en el límite por el oeste tenemos la plaza del dramaturgo Jacinto Benavente.
En la bajada de Huertas encontramos más comercios interesantes. Y al final, antes del Paseo del Prado, tenemos la plaza de la Platería de Martínez, que ha cobrado mucha vida últimamente con sus terrazas. Desde esta plaza a la derecha, por la calle Alameda, llegamos al centro cultural CaixaForum. Y continuando en la misma dirección acabamos en el Museo Reina Sofía.
Siguiendo con el recorrido, en la parte baja de las calles Cervantes y Lope de Vega está la plaza de Jesús. Aquí es donde tiene fachada la basílica de Jesús de Medinacili, de gran devoción entre los madrileños. En la misma plaza se abren otros bares interesantes. Entre ellos destaca La Dolores, taberna famosa por su cerveza bien tirada y los encurtidos de aperitivo.
Desde aquí podemos bajar al Paseo del Prado para llegar a la Fuente de Neptuno, o seguir por Duque de Medinaceli hasta la plaza de las Cortes. En una esquina tenemos el hotel Palace, y a su lado el edificio Plus Ultra, con su sorprendente Carillón Goyesco. El elemento más destacado de la plaza de las Cortes es, cómo no, el Congreso, con sus leones a la entrada. En medio de la plaza se levanta la estatua a Miguel de Cervantes. Este monumento presenta una curiosa historia relacionada con las obras de su traslado y una cápsula del tiempo.
El Ateneo y la carrera de San Jerónimo
Ahora recomiendo volver a subir hacia la Plaza de Santa Ana por la calle del Prado. A media altura nos vamos a encontrar la estrecha y adornada fachada del Ateneo de Madrid. Esta institución cultural nació en 1835 con la finalidad de «propagar las luces y educar a la ciudadanía».
Antes de llegar a Santa Ana, podemos girar a la derecha por Echegaray. Esta calle está, también, repleta de locales interesantes, como un tablao flamenco, otros bares y demás. Al final está la Carrera de San Jerónimo, una vía larga que durante los Austrias fue salida de madrileños hacia lugares de recreo.
En la Carrera de San Jerónimo está Casa Mira, la famosa pastelería especializada en turrones artesanos. Y a su lado, en el número 32, una placa en la primera planta recuerda el lugar de la primera proyección cinematográfica en Madrid. En la manzana de al lado está el Teatro Victoria. Si cambias de acera y miras hacia arriba verás que es un edificio muy decorado.
La plaza de Canalejas es muy transitada. Tiene una cafetería con mucho público donde es frecuente tomar chocolate con churros. En una esquina hay dos edificios pintorescos en los que a veces no reparamos. Se trata del Edificio Meneses y Casa Allende, contiguos y ambos construidos a principios de siglo XX. Por sus columnas, ventanales y decoración recuerdan a algunas capitales europeas. En la esquina opuesta ya ha abierto la Galería Canalejas, centro comercial con tiendas de lujo.
Cerramos el círculo por la calle de la Cruz
Desde la plaza de Canalejas podríamos regresar a la plaza de Santa Ana por la calle del Príncipe. En esta calle, también atestada de bares, tenemos el Teatro de la Comedia, ya muy cerca del Español. Y si siguiéramos por la Carrera de San Jerónimo llegaríamos en pocos minutos a la Puerta del Sol. En este camino pasaríamos por Lhardy, el histórico restaurante casi aristocrático que sirve tan buen cocido.
Desde Canalejas también podemos seguir por la calle de la Cruz. Ésta es una estrecha vía con pequeños comercios y pensiones, donde en tiempos estuvo el Corral de la Cruz. En la primera a la derecha está la Antigua Pastelería del Pozo, fundada en 1830. Este establecimiento conserva su mobiliario original, con su mostrador de madera y mármol, máquina registradora y balanza de platos.
Siguiendo por la calle de la Cruz nos encontramos con el callejón del Gato. Uno de sus muchos bares es Las Bravas, que sirven las patatas bravas más famosas de Madrid. En su fachada encontramos dos espejos, uno cóncavo y otro convexo, donde nos vemos deformados. Estos espejos evocan la obra esperpéntica Luces de Bohemia, de Valle Inclán.
Al final de la calle de la Cruz llegamos a la plaza de Jacinto Benavente, otro dramaturgo homenajeado en el barrio. Entre otras cosas, aquí encontramos los cines Ideal y el Teatro Calderón. También desde la calle de la Cruz enlazamos a la izquierda con la plaza del Ángel. Y desde aquí regresamos a la Plaza de Santa Ana para completar nuestro recorrido por el Barrio de las Letras.
Comer, beber y comprar en el Barrio de las Letras
La oferta de tiendas, bares y restaurantes en el Barrio de las Letras es enorme. Sólo la plaza de Santa Ana reúne más de quince establecimientos, casi todos con terraza. Entre todos destaca la Cervecería Alemana, con más de cien años, ideal para tomar raciones en sus mesas de mármol.
En la calle Huertas, la mencionada Casa Alberto también es centenaria. Pero también triunfa la taberna Vi Cool, la arrocería El Caldero y la taberna Maceira. A lo ancho del barrio se han abierto restaurantes de nueva tendencia, llamados gastrobares. En esta línea está el del Hotel Me Reina Victoria. Pero también perviven clásicos como Las Bravas en el pasaje de Matheu o el cocido de La Daniela en la plaza de Jesús. Las calles Echegaray y Ventura de la Vega están repletas de restaurantes, como la Taberna El Economato.
Para beber, sigue siendo muy recomendable la calle Huertas. Muchos de sus locales renuncian a dar comidas y son ideales para tomar una copa. Otras calles donde encuentras bares son Prado y Manuel Fernández y González. Para tomar algo escuchando música en directo, el Café Central en la plaza del Ángel, el Café Populart en Huertas 22 o La Fídula en Huertas 57.
El Barrio de las Letras es un buen lugar para las compras si buscas géneros diferentes. Vas a encontrar pequeñas librerías, tiendas de decoración, antigüedades y galerías de arte que no existen en otros barrios. En este sentido tenemos Kamchatka, de juguetes alternativos, o Tesla Antigüedades.
Otra forma de comprar, divertida y novedosa, es el Mercado de las Ranas el primer sábado de cada mes. Los comerciantes del barrio de las Letras abren sus tiendas de forma ininterrumpida durante todo el día y sacan a la calle sus productos más representativos. La cita se anima con descuentos, decoración especial y algunos espectáculos musicales y teatrales.
Hoteles en el Barrio de las Letras
Si vienes a visitar Madrid es buena idea alojarte en el Barrio de las Letras. La zona es interesante en sí misma, como hemos visto, y está cerca de otras visitas imprescindibles a las que llegas andando. Por ejemplo el Museo del Prado, el Thyssen y el Reina Sofía, por una lado. La Plaza Mayor y la Puerta del Sol por otro. Y casi a la misma distancia está la Gran Vía, con los barrios de Chueca y Malasaña.
En la Plaza de Santa Ana tienes el hotel Me Reina Victoria, un cuatro estrellas con todos los servicios. En el rincón suroeste de la plaza está el Room Mate Alicia, un tres estrellas con un precio más ajustado. Y en la contigua plaza del Ángel está el Hostal Persal, muy buena opción para quien busca economizar sin renunciar a nada.
Bajando por la calle Prado está el hotel Vincci Soho, un cuatro estrellas un poco caro pero en el que hemos encontrado algunas ofertas interesantes. Y más abajo, casi en el Paseo del Prado, está Numa I Script, más económico, y situado en una séptima planta junto al Thyssen.
Si prefieres una zona tranquila pero sin alejarte del barrio, simplemente cruzas el Paseo del Prado. En la pacífica zona de Jerónimos tienes el Lealtad Plaza, un cuatro estrellas con préstamo de bicicletas. Y un poco más arriba, dando ya al Parque del Retiro, está el Savoy Alfonso XII, muy similar.
Si quieres más opciones de alojamientos bien ubicados, te puede interesar esta Guía de hoteles en Madrid centro.
UN REGALO DE BIENVENIDA
Suscríbete y accede totalmente GRATIS a:
- Mi ebook: "37 planes únicos que te enamorarán de Madrid."
- Guías, Mapas y otros materiales que te resultarán útiles.
- Recibe los nuevos contenidos sobre Madrid en tu email.