El Monasterio de San Lorenzo de El Escorial es uno de los monumentos más espectaculares que encontramos en España y casi diríamos que en el mundo, por su descomunal tamaño, por su perfección técnica, por su historia y por la calidad artística que atesora.
Está a unos cuarenta kilómetros de la Madrid, en las faldas de la sierra de Guadarrama, y su visita es obligada para cientos de miles de turistas que pasan por la capital y quieren conocer lo más destacado del patrimonio español.
Mandado construir por Felipe II en el siglo XVI, el conjunto pertenece a la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. De él se dice que resume mejor que ningún otro monumento las aspiraciones ideológicas y culturales del Siglo de Oro español. Siendo tan grande y antiguo, es normal que encierre unas cuantas curiosidades.
Por qué se construyó
Uno de los aspectos más interesantes de este monumento es el motivo de su construcción. El testamento del Emperador Carlos V solicitaba la creación de un espacio nuevo, alejado de los lugares de enterramiento de reyes anteriores, para su propio descanso eterno y el de su esposa. Por eso el rey Felipe II, tras la muerte de su padre en el monasterio de Yuste, creó una comisión de especialistas para buscar un buen emplazamiento y, tras decidir que la sierra de Guadarrama en el centro de la península sería el lugar adecuado, encomendó el proyecto al arquitecto real Juan Bautista de Toledo. Sin embargo, además de querer cumplir los deseos de su padre, el rey quiso que la obra sirviera para conmemorar su victoria en la batalla de San Quintín.
La obra del Escorial
Es muy conocida la frase “dura más que la obra del Escorial” para referirse a algo que se alarga mucho en el tiempo. Se refiere a la construcción del Monasterio de El Escorial, que se inició en 1563 y se dio por terminada en 1584. Es decir, 21 años. No es para tanto si lo comparamos con otras construcciones históricas, como por ejemplo la Catedral de la Almudena, cuyas obras se iniciaron en 1883 y no se dieron por terminadas hasta aproximadamente cien años después. O la Sagrada Familia de Barcelona, que se inició en 1882 y aún permanece en construcción. Es verdad que el Monasterio siguió siendo ampliado y reformado en siglos posteriores, pero eso ocurre con otros muchos monumentos, como por ejemplo el Palacio Real de Aranjuez. Sin embargo, la expresión ha quedado asociada al monumento escurialense para siempre.
¿Pasadizos secretos?
Algunos historiadores han hablado de diversos pasadizos subterráneos que comunicarían distintas estancias del Monasterio entre sí o con el exterior. No hay mucha documentación al respecto, y quizá algunos de esos túneles sean más leyenda que realidad, pero sí parece fiable la existencia de un pasadizo bajo la lonja, entre el conjunto y la segunda casa de oficios. Fue construido durante el reinado de Carlos III, un periodo en el que el monumento y su entorno experimentaron notables alteraciones y mejoras, y su finalidad sería pasar de uno a otro edificio sin atravesar la lonja, evitando así inclemencias meteorológicas y quizá también miradas indiscretas.
Las obras de arte que ya no están
El Monasterio de San Lorenzo de El Escorial reunió desde su construcción gran cantidad de obras de arte de primer nivel. De hecho, Felipe II era un gran amante de la pintura y encontró en la nueva construcción un buen depósito donde custodiar su colección personal. Algunas de las obras que contemplamos hoy en el Museo del Prado estuvieron entre los muros del Monasterio. Es el caso de El jardín de las delicias o El carro de heno, pinturas fundamentales de la obra de El Bosco. También estuvieron en el gran conjunto escurialense La Gloria y El entierro de Cristo, de Tiziano; San Jerónimo penitente, de Lorenzo Lotto; Inmaculada Concepción de Pedro Pablo Rubens; y La coronación de espinas, de Anton van Dyck, todas ellas actualmente en el Prado.
Una biblioteca repleta de tesoros
La biblioteca del Monasterio pretendió ser desde su origen el resumen de todos los saberes y la “reserva preciosa” de los códices originales. Consiste en una nave alargada con suelos de mármol y estanterías de maderas nobles. La bóveda está pintada por Pellegrino Tibaldi, autor también de otras pinturas en el claustro, y en ella se representan las siete artes liberales (Retórica, Dialéctica, Música, Gramática, Aritmética, Geometría y Astrología), así como la Teología y la Filosofía. La biblioteca conserva unos 400.000 textos, que incluyen una rica colección de manuscritos latinos, griegos, hebreos y árabes.
El Monasterio de El Escorial alberga muchas curiosidades más que pueden descubrirse en una visita guiada. ¿A qué esperas para visitarlo? Puedes comprar una entrada monasterio del escorial aquí.
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