Cuando camines por la calle Arenal, entre la Puerta del Sol y la Plaza de Oriente, encontrarás la Iglesia de San Ginés, una de las más antiguas de Madrid.
Se trata de un templo del siglo XVII dedicado al culto de San Ginés de Arlés, santo francés fallecido hacia el año 308. La iglesia está plagada de obras de arte y cuenta con una larga historia de edificaciones y reconstrucciones.
Como se encuentra en un lugar tan céntrico, siempre hay gente pasando por su puerta. Además, su colección de obras de arte es propia de un gran museo. Por eso es habitual encontrar muchos visitantes, fuera de horarios de misa, admirando sus rincones.
Resurrección de la Iglesia de San Ginés
Según los historiadores, la parroquia de San Ginés existió en época muy antigua, hacia el siglo XI, cuando quedaba aún fuera de los muros de la ciudad. En 1642 el suelo sufrió un hundimiento y entre 1645 y 1672 se construyó el templo que conocemos actualmente.
El interior ha sufrido varias modificaciones, entre ellas una restauración después del incendió de 1824 que afectó a la cabecera. La fachada que da a la calle Arenal, la sacristía y la lonja se proyectaron en 1870 y se restauraron tras la Guerra Civil.
La buena apariencia que luce hoy la Iglesia de San Ginés se debe a una reforma reciente. Algunos personajes adinerados quisieron salvar el monumento y aportaron fondos. Desde luego, esos personajes tienen un espacio en la cripta del templo para su descanso eterno.
Entre los enterrados en la cripta de San Ginés está Ramón Areces, fundador de El Corte Inglés. También está Isidoro Álvarez, su sobrino y sucesor en el cargo. Otras familias cuentan con su propio espacio como los Abelló o los Koplowitz.
Monumento histórico
El edificio, junto con las obras que alberga, fue declarado monumento histórico-artístico nacional en 1982. La verdad es que para apreciarlo en su medida, es necesario pasar a verlo y dedicarle un buen rato. Si es posible, pregunta a alguno de sus responsables para informarte de algunos detalles. La cripta, por cierto, no es visitable.
La iglesia tiene tres naves con capillas a los lados. La nave central es más alta y se separa de las otras dos mediante arcos de medio punto. Sobre el crucero se levanta una cúpula.
Lo primero que nos llama la atención al entrar es la tonalidad especial de los colores que ocupan todo el templo y, por supuesto, la gran obra que supone la cabecera del templo, con sus tres retablos de estilo neoclásico, reconstruidos tras el incendio de 1824.
Pero quizá el rincón más destacado de la Iglesia de San Ginés sea la Capilla del Santísimo Cristo, configurada en planta de cruz latina que no se manifiesta al exterior por tener adosadas otras dependencias, y que resulta como una pequeña iglesia dentro de la principal.
Qué ver en la Iglesia de San Ginés
La Capilla es acogedora, cubierta de mármoles y bronces que otorgan al espacio un color cálido anaranjado. De sus paredes cuelgan varios cuadros, uno de ellos el Cristo de la Humildad (c. 1643) de Alonso Cano.
La Iglesia de San Ginés alberga obras de arte de un valor incalculable. Por ejemplo las pinturas de Alonso Cano, Francisco Ricci, Luca Giordano y Alonso de los Ríos. De hecho, la pintura grande tras el altar mayor, Martirio de San Ginés de Arlés, es obra de Ricci. El cuadro que sirvió de boceto para realizarla se exhibe en una de las capillas.
En el rincón suroeste se encuentra el cuadro de El Greco La Expulsión de los Mercaderes del Templo (c. 1610). Esta famosa pintura se puede visitar en el horario de apertura de la iglesia.
El templo custodia un archivo parroquial con documentos que datan de 1480, como la partida de bautismo de Quevedo, el acta matrimonial de Lope de Vega o la partida de defunción de Tomás Luis de Victoria. También otras joyas, no a la vista, como la mesa italiana con incrustaciones del siglo XVI y objetos litúrgicos de los siglos XVIII y XIX.
Restos de Pilar Cimadevilla, Pilina
Lo que sí se puede ver actualmente en la Iglesia de San Ginés es una pila bautismal histórica. Está datada hacia el año 1600 y se labró en mármol de una sola pieza. Fue donada por la reina Isabel II a la parroquia.
Es muy venerada la imagen de San Judas Tadeo, exhibida en una urna. De este santo se dice que es el patrón de las causas imposibles. Por eso no es raro ver colas de personas que vienen a rogarle y que hasta le dejan notas en papel. Hay otro Judas Tadeo en la iglesia de Santa Cruz, también muy popular.
Una de las capillas, la de la Virgen del Castillo, guarda una urna dorada con los restos de María del Pilar Cimadevilla López Doriga, conocida como Pilina. Esta madrileña murió en 1962 a la edad de 10 años, tras una dolorosa enfermedad.
Pilina fue muy devota del Niño Jesús y solía ir a rezar a esta capilla. Padeció la enfermedad de Hodking, una especie de cáncer que afecta a los huesos. Soportó los dolores con entereza, repartió sus ahorros entre los pobres y, en sus últimos días, trataba de consolar a su madre. En la actualidad está a la espera de beatificación.
Por cierto, que el espacio que ocupa la urna de Pilina albergó los restos del famoso caimán. Por lo visto, la iglesia de San Ginés guardaba los restos fosilizados del caimán que en el siglo XIV fue ofrendado por Alonso de Montalbán como agradecimiento a la Virgen por protegerlo en una expedición marítima.
Horarios para visitar la Iglesia de San Ginés
El templo está abierto para su visita todos los días de la semana. Eso sí, se pide evitar las visitas turísticas en horas de celebraciones religiosas.
El horario de visita es:
- de lunes a viernes, de 8:45 a 13:00 y de 18:00 a 20:45
- sábados y vísperas de festivo, de 8:45 a 13:00 y de 17:45 a 20:45
- domingos y festivos, de 9:45 a 14:00 y de 17:45 a 20:45
Si necesitas más información sobre visitas o sobre el conjunto existe un número de teléfono en el que te pueden atender: 911 349 987. Especialmente interesante resulta su Guía del Patrimonio Cultural, con indicación detallada de cada elemento visitable e imágenes.
Adosada al templo, en el Pasadizo de San Ginés, se encuentra la Librería San Ginés, dedicada al libro usado. El establecimiento es un rincón con mucho encanto que lleva en esta ubicación toda la vida (se habla de 2 siglos), con sus mesas llenas de libros al aire libre para que los paseantes curioseen y sus anaqueles de madera protegidos por tejadillos.
Al fondo del mismo Pasadizo tenemos la Chocolatería San Ginés, que conserva la tradición del chocolate con churros desde 1894.
La Iglesia de San Ginés se encuentra en la calle Arenal 13, entre los pasos 1 y 2 del recorrido Qué ver en Madrid en 10 pasos.
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