La Puerta de Hierro es una de las puertas monumentales de Madrid que quedan en pie, construida en su día para embellecer el camino desde el Palacio Real hacia El Pardo.
Pero no es tan fácil de contemplar como la Puerta de Alcalá o la Puerta de Toledo, que están en medio de la ciudad. La Puerta de Hierro normalmente la vemos sólo durante unos segundos, lo que tardamos en pasar por su lado con el coche o el autobús.
La Puerta de Hierro se levantó en las afueras de la ciudad, a más de cinco kilómetros de la Puerta del Sol. Hoy la podemos ver en medio de un nudo de autopistas, donde cruzan la A-6 o carretera de La Coruña y la M-30. Para hacer estas fotos, hubo que hacer un poco “el cabra”.
La dificultad de contemplar la Puerta de Hierro
Para contemplar la Puerta de Hierro con un poco de detenimiento hay que acercarse con coche propio y buscar algún lugar discreto para pararse. Aún así, la distancia mínima a la que estaremos será de unos 100 metros.
Está tan metida entre las carreteras que no hay forma de llegar hasta ella y plantarse bajo su arco. O mejor dicho, sí se puede llegar pero para hacerlo hay que cruzar por donde no se debe, jugándose el tipo. Por tanto puede decirse que hoy está inaccesible.
Aún así, el otro día me decidí a acercarme. Aparqué el coche en la entrada al Parque Deportivo Puerta de Hierro, al lado del Puente de San Fernando sobre el Manzanares y de la parada de autobuses donde paran el 83 y el 133. Avancé por un camino estrecho pegado al arcén de la M-30 y crucé la entrada a una campa de mantenimiento de carreteras, sólo para vehículos.
Luego tuve que cruzar corriendo la rotonda que baja desde la carretera de la Dehesa de la Villa para conectar con la M-30, por una curva donde constantemente están pasando coches a cierta velocidad. Si te descuidas, te atropellan y sólo tú tendrás la culpa. Y luego: “Aquí yace fulano, interesado en la fotografía de Madrid, que murió haciendo el cabra”.
Afortunadamente, no hubo que lamentar daños. Y entonces sí, me encontré en la pradera donde se alza solitaria la Puerta de Hierro. El lugar es tan poco frecuentado, a pesar de estar siempre rodeado de coches, que en su hierba se pueden ver conejos que tienen ahí su madriguera.
Dos siglos y medio de la Puerta de Hierro
La Puerta de Hierro se levantó entre 1751 y 1755 bajo el reinado de Fernando VI. Se trataba en primer lugar de levantar una tapia que delimitara el coto de caza de El Pardo, frecuentado por el monarca. Por este mismo motivo, porque la cruzaría el rey con su séquito, la puerta para acceder al coto sería monumental.
A principios del siglo XX la tapia fue suprimida y el acceso por la zona se liberó. La puerta quedó entonces aislada en un recinto elíptico por donde confluían varias vías. Aunque seguro que, a diferencia de ahora, era posible detenerse a pocos metros para contemplarla. Por sus vanos, o quizá por su lado, pasaba el tranvía que hacía la ruta entre Madrid y El Pardo.
Fue en los años 90 cuando se reorganizó el entorno. Para dar cabida al creciente tráfico de vehículos, se amplió la M-30, se ensanchó la A-6 y se crearon conexiones entre ambas y la carretera que baja de la Dehesa de la Villa.
Durante las obras, para que no estorbase, fue necesario desmontar la Puerta de Hierro. Se apartó durante un tiempo y se volvió a montar más tarde en su nueva ubicación. Donde está ahora no molesta al tráfico y embellece el paisaje. Pero parece que se desaprovecha su elegancia porque, ya digo, no es posible contemplarla más de unos segundos.
Hierro y piedra para la Puerta de Hierro
La Puerta de Hierro es una construcción a base de granito y piedra caliza, que se completa con el hierro forjado de sus rejas. Mide dieciséis metros de alto por veinticuatro de ancho.
Esta puerta tiene tres huecos, que es lo normal en las puertas monumentales, aunque la de Alcalá tenga cinco. Los dos huecos laterales están sin cubrir, lo cual es poco habitual.
El cuerpo central está adornado con dos pilastras dóricas y tiene forma de arco de medio punto. Encima de este arco hay un frontón triangular decorado. A sus lados, dos esfinges con la cara vuelta hacia el centro de la ciudad.
Encima del frontón hay un grupo de esculturas que contiene un gran escudo con armas reales y más arriba una corona. En la base de este grupo una inscripción dice “Reinando Fernando Sexto”. A los reyes de entonces les gustaba figurar, como a algunos alcaldes de ahora.
Por qué se llama Puerta de Hierro
Además de todo lo anterior y de otros detalles como cuatro jarrones sobre las columnas o la cara de un león sobre el arco, lo que tiene esta puerta es hierro. Cada uno de sus huecos está cerrado por una reja de hierro forjado.
Casi sobra decir que por este motivo se le llamó Puerta de Hierro. Las otras puertas de Madrid (Alcalá, Toledo, San Vicente) tienen sus huecos libres de rejas. En cambio ésta destaca precisamente por su rejería, obra de Francisco Barranco el mismo año de terminación de la puerta.
Mientras que los enrejados laterales se limitan a unas barras verticales que cierran el paso, el del arco central tiene una decoración muy elaborada en su parte superior, como se puede ver en las fotos.
Para terminar digamos que la Puerta de Hierro ha dado nombre a varios lugares de la zona. A su lado está el Parque Deportivo Puerta de Hierro, gestionado por la Comunidad de Madrid. A unos metros tenemos el Real Club de la Puerta de Hierro, con su prestigioso campo de golf. El nudo de carreteras de que hablamos y que parece protegerla también lleva este nombre. Además, aquí estuvo el hospital Puerta de Hierro, hoy trasladado a Majadahonda pero conservando el nombre. Y, por supuesto, está la urbanización de lujo Puerta de Hierro.
Si alguna vez pasas por el nudo de carreteras entre la M-30 y la A-6, aprovecha para echar un vistazo a la Puerta de Hierro. Pero no te aconsejo que te pares a contemplarla. En lugar de eso, te ofrezco todas estas fotos, que son suficientes para admirarla.
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