Una de las excursiones desde Madrid más habituales es la que hacemos a La Granja de San Ildefonso. Y el principal motivo de la visita suele ser el Palacio Real, uno de los más atractivos y suntuosos de nuestro país.
El Palacio, además, se rodea de unos jardines espectaculares que enriquecen mucho la visita. Este recinto verde, surcado de caminos y plagado de rincones, se integra con el paisaje de los Montes de Valsaín creando un espacio único.
Los jardines tienen el atractivo añadido de las fuentes monumentales que lo adornan. Cuando entran en funcionamiento expulsan agua creando un espectáculo que por sí sólo ya merece la visita. Pero no dejemos de entrar en el Palacio, porque tiene mucha historia y mucho que ver.
Entradas, precios y horarios de la visita
Para visitar el Palacio Real de La Granja necesitas adquirir previamente una entrada. Es habitual comprarla en la misma taquilla del complejo y entrar de inmediato si no hay demasiada afluencia en ese momento. Pero también es posible adquirirla online en la web de Patrimonio Nacional.
El precio de la entrada es de 9€, aunque se reduce a 4€ para niños entre 5 y 16 años, mayores de 65 y estudiantes. Es gratuita los miércoles y domingos desde las 15h, así como los días 18 de mayo y 12 de octubre. Los menores de 5 años, desempleados, discapacitados y miembros de familias numerosas tampoco pagan por la entrada.
Al comprar la entrada tienes la opción de sumarte a una visita guiada por 4€ más. Esta visita es muy recomendable para sacar mayor rendimiento de la visita y porque permite el acceso a salones adicionales. Pero también se puede hacer la visita por libre sin límite de tiempo durante todo el día. Por otro lado, la visita guiada al Palacio organizada por Civitatis incluye entrada y guía para facilitar el trámite. Esta última es más completa, porque incluye un recorrido por los jardines.
El Palacio Real de La Granja abre para su visita de martes a domingo. El horario es de 10 a 18h entre octubre y marzo y de 10 a 19h entre abril y septiembre. Consulta los días especiales de cierre en la misma web de Patrimonio Nacional.
Una buena forma de completar la jornada es seguir el Free Tour por el Real Sitio de San Ildefonso. En dos horas un guía te cuenta un montón de curiosidades sobre esta pequeña localidad tan vinculada a la realeza.
Desde 1717
Fue en 1717 cuando Felipe V, el primer rey Borbón de España, decidió levantar este palacio en un lugar frecuentado desde la Edad Media por los reyes de Castilla como lugar de caza y recreo. Se dice que el monarca, decepcionado por las residencias palaciegas existentes, quiso contar con un palacio y jardines que le recordaran su infancia en la corte francesa de su abuelo Luis XIV en Versalles o en Marly y eligió la belleza de este paraje de Valsaín.
Poco después, la Corona compró la granja que tenían los Jerónimos en San Ildefonso, con la intención de crear un Real Sitio. Su idea inicial era retirarse aquí tras su pronta abdicación, por lo que se trataría de una residencia relativamente modesta. Pero el fallecimiento prematuro de su sucesor le obligó a recuperar el trono y por eso el proyecto se amplió para adaptarlo a la nueva situación.
El proyecto inicial se encargó al arquitecto Teodoro Ardemans, responsable entre otros de una parte de la Casa de la Villa en Madrid. El proyecto de los jardines, pieza fundamental en el conjunto, se adjudicó a René Carlier, que ya había sido contratado para reformar el Palacio del Buen Retiro.
En 1723 los reyes ya estaban instalados en el nuevo edificio. Pero la mencionada vuelta al trono de Felipe V impulsó una importante ampliación. El italiano Filippo Juvarra, que ya trabajaba en el Palacio Real de Madrid, creó la nueva fachada. Al igual que ocurrió en la capital, fue su discípulo Giambattista Sacchetti quien lo terminó. Estos avatares dieron como resultado un palacio con cierto estilo italiano rodeado de unos jardines afrancesados.
Interior del Palacio Real de La Granja
Ya hemos dicho que el Palacio de La Granja se puede visitar en grupo o por libre. Las salas abiertas al público, de las muchas que alberga el edificio, son las que sirvieron de vivienda a los reyes. Se sitúan en dos plantas en el lado oriental del conjunto. En la planta baja encontraremos espacios más representativos y fastuosos mientras que en la alta impera el recogimiento y la intimidad.
Algunas salas reciben el nombre de la pintura al fresco que la adorna en la bóveda. Así, tenemos la Sala de Hércules o la de la Justicia. De entre todos los espacios destaca la Sala de Mármoles o de Europa donde todas las paredes son de mármol. Incluso los bustos de Diana y de emperadores romanos son de mármol. Una gran medalla en el techo representa el Rapto de Europa. Y unos espejos de gran tamaño, de la Real Fábrica de Cristales, roban algo de protagonismo al mármol.
También en el interior del Palacio tenemos el Museo de Tapices. De la colección de tapices de la Corona española se dice que es la más importante del mundo, junto con la de Viena. Por razones de conservación se exponen bajo una luz tenue y en paredes con una ligera inclinación. Se trata de obras flamencas creadas, en su mayoría, en el siglo XVI antes de la creación de la Real Fábricas de Tapices de Madrid.
El Palacio de la Granja ofrece muchas otras estancias para su contemplación, que iremos conociendo en el recorrido con ayuda de las cartelas. Merece la pena entrar en la Colegiata o Capilla Real, el primer edificio que vemos cuando nos acercamos al conjunto. La creó Ardemans y fue redocorada décadas más tarde por Francesco Sabatini.
Jardines del Palacio de La Granja
Los Jardines del Palacio Real de La Granja son tan importantes como el propio edificio que acompañan. De hecho, muchos visitantes acuden al Real Sitio atraídos por las impresionantes fuentes que se diseminan por sus espacios. Cuando estas fuentes entran en funcionamiento crean un espectáculo acuático único que nadie quiere perderse.
Una buena forma de conocer este magnífico recinto es seguir el Free tour por los jardines del Palacio. De estos jardines se dice que son el mejor ejemplo de jardín a la francesa que tenemos en España. Y es que se crearon para que el monarca se sintiera como en su infancia, cuando paseaba por los jardines de Versalles y, especialmente, del palacio hoy desaparecido de Marly.
Aunque su diseño correspondió a René Carlier, su temprana muerte obligó a que concluyeran las obras los escultores René Fremin y Jean Thierry y del jardinero Esteban Boutelou, todos franceses. El resultado es un entramado de caminos, setos recortados, esculturas, escalinatas para salvar desniveles y otros elementos que hacen del conjunto un entorno mágico donde el visitante puede pasar horas de paseo y contemplación.
Pero la joya del recinto son las mencionadas fuentes. Se dice que la abundancia de agua procedente de las cercanas montañas dio la idea para crear estos juegos de agua. Las fuentes se realizaron en plomo para ser pintadas imitando bronce y mármol. Y se acompañan de infinidad de esculturas de mármol. Sólo por admirar estas fuentes, especialmente cuando expulsan sus espectaculares chorros de agua, los jardines merecen una tranquila visita.
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