La Gran Vía es el eje comercial y de entretenimiento más importante del centro de Madrid. Por eso constituye la cuarta parada del recorrido Qué ver en Madrid en 10 pasos.
Además de por lo que es hoy, la Gran Vía nos importa mucho por la historia que arrastra. Este desarrollo urbanístico y arquitectónico siguió las tendencias europeas de su tiempo y supuso un impulso hacia la modernidad. De ese impulso se derivó buena parte del desarrollo económico de la ciudad.
Con motivo del centenario del inicio de las obras de construcción de la Gran Vía, en el año 2010 se organizaron eventos y homenajes que duraron todo el año. De entonces es la maqueta que podemos ver al principio de la calle, donde corta con la de Alcalá. En 2018 se terminó una nueva reforma que amplió el espacio para el peatón.
El proyecto de construcción de la Gran Vía
La Gran Vía empezó siendo un proyecto, en pleno siglo XIX, que caló mucho en la población madrileña. Hubo mucho revuelo, con opiniones a favor y en contra, hasta el punto de que Federico Chueca, en busca de un tema popular que atrajese al público, compuso una zarzuela titulada Gran Vía más de veinte años antes de que se empezase a construir.
El motivo del proyecto era trazar una vía de comunicación entre Alcalá y plaza de España (entonces plaza de San Marcial). La idea era que el tráfico evitara el paso por la Puerta del Sol. Para ello se seguiría el trazado de la antigua calle de San Miguel, con algunas variantes importantes y despejando el espacio.
En 1898 el conde de Romanones, alcalde de Madrid, pidió a los arquitectos un estudio sobre la viabilidad del proyecto. Sólo dos meses después estaba preparado. Pero no fue hasta 1910, con José Francos Rodríguez como alcalde, que el rey Alfonso XIII dio por comenzadas las obras con el inicio del derribo de la casa del Cura de San José, junto a la calle de Alcalá.
En total deberían derribarse 312 casas para formar 32 manzanas nuevas. Debido a la magnitud de la empresa, el Ayuntamiento decidió abordar las obras de derribo y construcción en tres fases.
Las tres fases del proyecto
La primera fase afectaría al tramo entre Alcalá y Red de San Luis, denominado entonces avenida Conde de Peñalver. Esta parte se desarrolló entre los años 1910 y 1917.
La segunda fase correspondió al tramo entre la Red de San Luis y la plaza de Callao. Este tramo se denominó entonces calle de Pi y Margall y se desarrolló entre los años 1917 y 1921.
La tercera fase afectó al tramo entre la plaza de Callao y la plaza de España, denominado entonces avenida de Eduardo Dato. Se inició en 1926, aunque no acabarían de ocuparse todos sus solares hasta mitad de siglo.
Pese a que cada uno de los tramos tenía su propio nombre, popularmente siempre se ha llamado Gran Vía a toda su longitud. Incluso desde antes del inicio de las obras, los madrileños ya usaban este nombre.
El avance paulatino de la Gran Vía
Según se avanzaba en la construcción de la Gran Vía, se iban abriendo establecimientos comerciales con mucha publicidad. Aquello recordaba al estilo Nueva York, con salas de cine, bares de corte estadounidense, emisoras de radio o revistas ilustradas. Desde entonces, la Gran Vía no ha dejado de ser el primer referente del mundo del espectáculo de la ciudad y de toda España.
De esos primeros años datan construcciones tan emblemáticas como el Edificio Carrión (también llamado Capitol) o el de la Compañía Telefónica. También establecimientos comerciales y de ocio como los almacenes SEPU o el Museo Chicote. Y, por supuesto, los cines del Palacio de la Música o los Callao.
Durante la Guerra Civil la Gran Vía sufrió numerosos daños, hasta el punto de ser conocida como avenida de los obuses. De hecho, el edificio Telefónica se convirtió en observatorio militar. Finalizada la contienda, pasó a llamarse avenida de José Antonio y se empezaron a rehabilitar sus edificios dañados. En poco tiempo, y con las limitaciones a que obligaba la escasez y el racionamiento, fueron abriendo de nuevo bares, tiendas, cines y teatros, iniciándose entonces el periodo de esplendor de Chicote.
Con el tiempo, la Gran Vía se vio poblada de vehículos, multitud de luces de neón, discotecas, locales de moda y nuevos establecimientos de todo tipo que la convertían en referencia de primer orden en el comercio de la ciudad. Por eso muchos personajes ilustres, nacionales y extranjeros, visitaron sus aceras.
La Gran Vía hoy
La última reforma de la Gran Vía finalizó en 2018. Desde entonces, los viandantes encuentran aceras más anchas para pasear, pasos de peatones adicionales y novedades en el arbolado, bancos, farolas y semáforos. El tráfico rodado se ve ahora más restringido y un carril bici sube desde la plaza de España hasta la de Callao.
Atendiendo a la actividad diaria que se observa en esta calle, a las grandes sumas que se invierten para establecer negocios en sus locales, a los nuevos proyectos urbanísticos que la siguen afectando, parece que, más de un siglo después, la historia de Madrid sigue pasando por la Gran Vía.
En los años 1981 y 1983 José Luis Garci estrenó sus películas El crack y El crack 2. Las dos cintas están plagadas de imágenes de la Gran Vía de aquellos años, que hoy nos pueden parecer de un tiempo muy lejano. En cualquier caso, es una buena manera de recordar cómo fue la Gran Vía y el Madrid de entonces.
La Gran Vía se señala con el número 4 en el recorrido Qué ver en Madrid en 10 pasos.
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