El edificio de la Real Academia Española es uno de los más destacados y a la vez más desconocidos de la zona monumental del Museo del Prado.
Muchos visitantes pasan por su lado sin hacerle el menor caso. Es cierto que la vegetación de su jardín delantero oculta parcialmente la fachada principal. Pero si levantamos un poco la mirada encontramos un edificio imponente y con algunas decoraciones muy curiosas.
Digamos también que esta zona, que incluye el paseo del Prado entre Cibeles y la plaza del Emperador Carlos V, así como el parque de El Retiro y el barrio de los Jerónimos, es una de las más espectaculares de Madrid. Por eso actualmente es candidata a Patrimonio Mundial de la Unesco con el nombre Paisaje de la Luz.
Una zona monumental
En las inmediaciones de la Academia, además del mencionado Museo del Prado, encontramos otros edificios históricos. Subiendo unos metros por la calle Felipe IV está el Casón del Buen Retiro, edificio del siglo XVII que en la actualidad exhibe obras de la pinacoteca. También a escasos metros y de la misma época tenemos el Salón de Reinos, en trance de incorporarse al Prado.
En medio de la calle Felipe IV, en la esquina noreste del edificio, se levanta un monumento que divide el tráfico. Es la escultura dedicada a la reina regente María Cristina de Borbón, madre de Isabel II.
Por el lado sur de la Academia está la impresionante iglesia de los Jerónimos. Por aquí discurren muchos visitantes, que vienen del Museo del Prado y aprovechan para entrar a una de las iglesias más turísticas de Madrid.
La Academia Española en su edificio
El edificio de la Real Academia Española de la Lengua se terminó de construir en 1894. Se hizo para albergar la institución. Por tanto, está adaptada a sus necesidades, o al menos para las que tenía en la época.
Lo que más destaca del diseño de Miguel Aguado de la Sierra, su arquitecto, es el pórtico de entrada. Consiste en una escalinata sobre la que se levantan cuatro columnas de orden dórico que sostienen un frontón triangular.
Por las cuatro fachadas vemos decoraciones a base de escudos, inscripciones y otros elementos. En la parte trasera, dando a la calle Moreto, se leen nombres ilustres de la lengua española de todos los tiempos. Por ejemplo, Gonzalo de Berceo, Alfonso X, Juan de Mena, Garcilaso, Ercilla o Lope de Rueda.
De estilo neoclásico, el inmueble se divide en cuatro plantas. El semisótano está destinado a servicios subalternos de la Academia. Las plantas baja y primera albergan los salones y oficinas de la institución. En la planta alta están las dependencias del personal.
Visitar la Real Academia Española
En la parte delantera del edificio está el jardín de que hablaba antes. Es pequeño y frondoso, con algunos árboles que dan color a las fotos de la fachada. En su interior hay una escultura dedicada al filólogo venezolano Andrés Bello, autor de una Gramática de la Lengua Castellana.
En la web de la Academia puedes leer que el edificio es visitable. Eso sí, la visita está más pensada para grupos escolares y de estudio que para turistas ocasionales. Sin embargo, en ocasiones se ofrecen jornadas de puertas abiertas sin necesidad de inscripción.
En el mismo sitio web puedes encontrar mucha información sobre la Academia. Se da un repaso a su historia y los académicos que han formado parte de ella. También se habla de Asale, que es la asociación de todas las academias en lengua castellana de países iberoamericanos.
Vas a encontrar hasta una tienda online. En ella se venden las obras publicadas por la Academia a lo largo de la historia. También puedes encontrar otros libros electrónicos y estampas, y no faltan los discursos académicos y Quijotes.
Pero lo más importante es que este sitio web ofrece el diccionario de la lengua. Se puede consultar desde cualquier lugar y está al servicio de los más de quinientos millones de hispano hablantes existentes en todo el mundo.
La RAE desde 1713
La Real Academia Española se fundó en Madrid en 1713, reinando Felipe V. La iniciativa correspondió a Juan Manuel Fernández Pacheco, aristócrata con mucha actividad en la época, que fue hasta virrey de diversos territorios de la corona española. El objetivo de partida fue elaborar un diccionario de la lengua española, “el más copioso que pudiera hacerse”. El resultado fue el Diccionario de Autoridades, de 1739, en seis volúmenes.
Inicialmente, los académicos se reunían en la casa del director. Por eso la primera sede de la Academia Española estuvo en la plaza de las Descalzas, donde vivía Fernández Pacheco. Desde 1754 sirvió de sede la Casa del Tesoro, en la plaza de Oriente, cedida entonces por Fernando VI y hoy desaparecida. De aquí se pasó al edificio que se construyó en 1790 en la calle Valverde 22 del actual barrio de Malasaña, que hoy es sede de la Real Academia de Ciencias Exactas Físicas y Naturales.
Fue en 1894 cuando la institución se instaló en este nuevo edificio construido expresamente para albergarla. Desde siempre, el objetivo de la Academia ha sido cultivar el conocimiento de nuestra lengua. Su lema es “Limpia, fija y da esplendor”.
El edificio de la Real Academia Española está en la calle Felipe IV, 4. En el mapa de Qué ver en Madrid en 10 pasos se encuentra junto al número 8.
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