Hay en el barrio de MalasaƱa una escultura extraƱa e inquietante. Se llama Las Lecturas del Dos de Mayo y es una mezcla entre arte abstracto y figurativo.
TambiƩn se le ha llamado la Lectora Empedernida. De hecho, en otras pƔginas hemos utilizado ambos nombres. Por ejemplo, al hablar de Julia, de la Joven Caminando o de la Paseante, otras esculturas urbanas que pueblan MalasaƱa.
Una plaza para Las Lecturas del Dos de Mayo
Las Lecturas del Dos de Mayo estÔ en la plaza del Dos de Mayo. Se sienta en la bancada, como otros vecinos, y tiene un libro en las manos. Pero no es tan fÔcil reconocerla, porque hay una cierta abstracción en su estilo.
Si la miras por partes, por ejemplo el libro o la cabeza, es posible que no distingas bien. Es lo que ocurre con la foto de arriba. En cambio, el conjunto es una representación verosĆmil de la lectura. AdemĆ”s, la inmovilidad de la pieza estĆ” en consonancia con la acción de leer.
EstƔ tan quieta, que parece que estuviera vigilando la plaza, centro de la vida en MalasaƱa. Por delante pasan cientos de paseantes, niƱos que juegan, padres que observan. Hasta mercadillos se montan en sus proximidades.
Esta lectora empedernida es una figura de bronce, con una altura de 1,6 metros, ancho de 0,8 y fondo de 1,2. Por cierto, en la supuesta pƔgina que estƔ leyendo verƔs que estƔ inscrito el nombre del escultor, Emilio Velilla.
Una plaza con historia
La plaza del Dos de Mayo es uno de los espacios con mĆ”s historia de Madrid. AquĆ se produjeron los hechos mĆ”s escabrosos de aquel dĆa de 1808. La rebelión contra el ejĆ©rcito de Napoleón estalló junto al Palacio Real pero enseguida se extendió al resto de la ciudad.
Los militares espaƱoles recibieron orden de no intervenir, pero los artilleros del Parque de MontelĆ©on la desobedecieron para unirse al pueblo. Los capitanes Daoiz y Velarde se encerraron en el cuartel junto a sus hombres. En una jornada angustiosa y sangrienta, los militares lucharon en desventaja a la vez que en las calles se producĆan todo tipo de altercados.
Daoiz y Velarde acabarĆan muriendo esa maƱana, igual que muchos madrileƱos, y la ciudad serĆa rendida. Por eso hoy vemos la escultura dedicada a los dos militares, debajo del arco que perteneció al cuartel.
La plaza se creó en 1869, demoliendo el viejo cuartel y algunas casas viejas. Lo que sà se respetó fue la Iglesia de las Maravillas, del siglo XVII, en el lado sur de la plaza. Es, por cierto, la parroquia de los santos Justo y Pastor.
Las esculturas del barrio de MalasaƱa
A final de siglo XX, la Empresa Municipal del Suelo y la Vivienda quiso embellecer el barrio de Maravillas, o MasalaƱa. Y la inclusión de algunas esculturas a pie de calle parecĆa una buena idea. Para ello firmó un acuerdo con la Escuela de Artes Aplicadas, del mismo barrio, que incluĆa un concurso de ideas.
Este concurso se abrió a estudiantes, antiguos alumnos y profesores de la Escuela. La obra ganadora para esta ubicación fue Lecturas del Dos de Mayo, o Figura Leyendo. O la Lectora Empedernida, en su versión popular. Su autor fue Emilio Velilla, un madrileño nacido en 1959 que ha participado en numerosas exposiciones.
De hecho, Lecturas del Dos de Mayo no es la única estatua del barrio. También estÔ La Paseante, en la calle La Palma, junto a la Escuela. La escultura de Julia, llamada Tras Julia, se apoya en un edificio de la calle del Pez. Mientras que la Joven Caminando transita por la plaza de San Ildefonso.
En la misma plaza del Dos de Mayo estÔ el monumento a Daoiz y Velarde, los héroes de la Independencia fallecidos en mayo de 1808, bajo el Arco de Monteleón. Pero este conjunto es mucho mÔs antiguo, de 1822, sólo catorce años después de la tragedia.
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