El Parterre es uno de los rincones más visitados del Parque del Retiro. El público que transita por sus caminos y se sienta en sus bancos encuentra un espacio abierto y tranquilo donde relajarse. Y también para hacer fotos vistosas, porque este es uno de los lugares más fotogénicos de todo el recinto.
El Parterre se ubica en el lado oeste del parque, con entrada por la puerta de Felipe IV. Su rectángulo forma un eje que discurre desde el Casón del Buen Retiro hasta la Fuente de la Alcachofa y el Estanque Grande.
En los jardines del Parterre uno se siente en un lugar diferente, un poco extranjero. Algo parecido a cuando vamos a visitar un palacio europeo, sobre todo si es francés. Y es que este jardín tiene mucho de afrancesado. Uno se pierde por las líneas perfectas que trazan sus caminos, la rectitud de sus setos recortados, las sombras de unos cipreses moldeados con formas caprichosas.
Homenajes a los Benavente
Pero el Parterre, aunque en ocasiones se le aplica el adjetivo de francés debido a sus formas versallescas y a que el objetivo inicial de su construcción era afrancesar el Retiro, es muy español.
Según la cartelería del parque, “el Parterre es un jardín llano, su trazado tiene planta basilical con un cuerpo central prolongado en un ábside y dos laterales que contiene dos estanques…” En la base de ese ábside se encuentra el monumento a Jacinto Benavente, erigido en 1962. Recordemos que el dramaturgo obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1922.
En línea con este monumento, en el lado norte del Parterre, se encuentra otro un poco menor dedicado a su padre, Mariano Benavente. Considerado el primer pediatra español, su busto fue inaugurado en 1886, año siguiente a su muerte.
Y en la misma línea pero en el lado sur, otro similar dedicado al doctor Ángel Pulido Fernández. Médico y senador español, en las primeras décadas del siglo XX promovió el acercamiento de las comunidades sefardíes con España.
El ahuehuete del Parterre
En un lado del Parterre, a la izquierda según entramos por la puerta de Felipe IV, se encuentra el ahuehuete. De este árbol, conocido por algunos como Ciprés Calvo, dicen que está ahí desde antes de la reforma que dio lugar a estos jardines. Más aún, podría ser inquilino de este lugar desde el mismo momento de la fundación del Parque del Retiro.
De ser así, sería el árbol más antiguo de Madrid con sus cuatro siglos de vida. El ahuehuete, por sus dimensiones y su majestuosidad, destaca entre el carácter llano y la poca altura de los árboles del jardín, y por romper la simetría del conjunto.
Llama la atención el formidable tronco, muy ramificado desde el primer metro. Con un poco de imaginación vemos una especie de tridente pero con media docena de puntas, donde se dice que la artillería francesa colocó un cañón durante el sitio de Madrid.
La construcción del Parterre es fruto de una reforma proyectada en el reinado de Felipe V, de quien se dice que no le acababa de gustar el entorno del antiguo Palacio del Retiro, en el que se instaló. Es decir, que se diseñó en la primera mitad del siglo XVIII.
Historia del Parterre del Parque del Retiro
En ese terreno se encontraba entonces el Jardín de las Ocho Calles, también llamado el Ochavado, que consistía en ocho calles que se cruzaban en una plazoleta circular. La idea de entonces era construir un Real Sitio a la francesa, de muy grandes dimensiones. Pero de aquel proyecto sólo se ejecutó el Parterre, que hoy presenta un aspecto muy modificado.
Un siglo después, el Parterre fue objeto de una remodelación dado el estado de abandono que presentaba. El Palacio y otras construcciones habían sido derruidas durante la invasión francesa y se imponía una recuperación del espacio. El encargado de dirigir el proyecto fue Francisco Viet, jardinero mayor de los Jardines del Campo del Moro.
Respetando el trazado principal, levantó en la cabecera el muro de contención de ladrillo que hoy podemos ver. De esta forma se ganaba un mirador, que se dotó de una barandilla de hierro. Al pie de este muro se colocó una fuente de ladrillo y piedra de Colmenar. Y a los lados se situaron otras dos curiosas fuentes de alabastro.
Una puerta monumental
Al Parterre se accede desde la calle Alfonso XII por la monumental Puerta de Felipe IV. Esta puerta se instaló en su ubicación actual en 1922. Pero antes estuvo en el espacio existente entre el Monasterio de los Jerónimos y el Museo del Prado. Entonces se llamaba Puerta de Mariana de Neoburgo.
Ya en el siglo XX, después de la Guerra Civil, tuvo lugar una nueva reforma a cargo del arquitecto municipal Manuel Herrero Palacios. Sin embargo, esta actuación afectó esencialmente a los elementos botánicos: setos de boj, césped, aligustres.
El Parque del Retiro es el paso número 7 del recorrido Qué ver en Madrid en 10 pasos.
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