El Madrid monumental de Juan de Villanueva

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El Madrid monumental de Juan de VillanuevaLa huella que ha quedado en la ciudad de Madrid de Juan de Villanueva es más que notable. De Villanueva se dice que fue el mejor arquitecto español del neoclasicismo, allá por el siglo XVIII.

El caso es que andando por el centro encontramos numerosos edificios que fueron diseñados por él. Algunos de ellos son tan destacados como el Museo del Prado o el Oratorio del Caballero de Gracia.

Villanueva nació en Madrid en 1739 en el seno de una familia entregada al arte. Su padre fue escultor y fundador de la Academia de Bellas Artes de San Fernando y su hermanastro fue arquitecto y profesor en la citada Academia. De este último, 26 años mayor, podría venirle la vocación.

De la Academia al Jardín Botánico

El propio Juan de Villanueva fue alumno de la Academia, lo que le valió una estancia en Roma de seis años. A su vuelta le encargaron el mantenimiento del Monasterio de El Escorial y de ahí consiguió sus primeros encargos.

El Madrid monumental de Juan de Villanueva
Acceso al Jardín Botánico

A él se debe la Casita del Infante o de Arriba, la Casita del Príncipe o de Abajo en El Escorial o la reconstrucción del Palacio del Pardo. También diseñó otros edificios fuera de Madrid, pero la parte más importante de su legado está en la capital.

Durante el reinado de Carlos III surgió la idea ilustrada de crear un paseo de las ciencias y así se creó el Salón del Prado. Y el gran arquitecto del proyecto fue Villanueva, que compaginó sus trabajos con los que ya marchaban en El Escorial.

Aquí el arquitecto madrileño diseñó el Jardín Botánico, sobre un boceto previo de Francesco Sabatini, en el que pervive el Pabellón Villanueva. En este Pabellón podemos ver exposiciones temporales de la institución. Además, alberga la tienda y la cafetería.

El Edificio Villanueva

También es obra de Villanueva la Puerta Norte, acceso actual al Jardín. El otro acceso, la Puerta Real, la que vemos desde el Paseo del Prado, se respetó del diseño original de Sabatini.

El Madrid monumental de Juan de Villanueva
Museo del Prado

Además del Jardín Botánico, en el Salón del Prado debía haber una Academia de Ciencias. El proyecto también se encomendó a Juan de Villanueva, que levantó el gran edificio que hoy lleva su nombre: Edificio Villanueva. El destino del edificio se cambió en poco tiempo y hoy se ha convertido en el cuerpo principal del Museo del Prado.

El Edificio Villanueva es una construcción imponente de líneas rectas y simetrías. Aunque pensado inicialmente para albergar un Gabinete de Historia Natural y la Academia de Ciencias, en la actualidad es un inmueble perfecto para la exposición permanente de obras de arte, con grandes pasillos y numerosas salas interconectadas, alumbradas con fuentes de luz natural.

El Museo del Prado cuenta también con una ampliación en lo que fue el Claustro de los Jerónimos. Pero este proyecto del siglo XX correspondió a Rafael Moneo. Además, a la misma institución pertenece el Casón del Buen Retiro y el Salón de Reinos, ambos del siglo XVII.

Fuera del Salón del Prado

En el mismo Salón del Prado todavía intervino Villanueva una vez más. En la parte más elevada se situó el Observatorio de Madrid, impulsado por el marino Jorge Juan. Aquí el arquitecto madrileño diseñó el edificio principal, que también lleva su nombre. En su interior está la biblioteca de astronomía y geografía, la sala del Meridiano y diversos telescopios antiguos.

El Madrid monumental de Juan de Villanueva
Oratorio del Caballero de Gracia

Fuera del Salón del Prado, otra de sus obras destacadas es el Oratorio del Caballero de Gracia. Este templo se sitúa en la Gran Vía, con cuyos edificios del siglo XX hace un curioso contraste. Aunque parte del diseño exterior se debe a una reforma tras la muerte de Villanueva, la planta es obra suya, así como esa peculiar cúpula que concede mucha luz al interior.

La sede de la Real Academia de Historia también es obra de Juan de Villanueva. Levantó el edificio para albergar los libros de rezos de los monjes de El Escorial, por lo que se llamó Casa del Nuevo Rezado. Tras la desamortización de Mendizábal en 1836, se adjudicó a la Academia de Historia.

La Casa de la Villa, sede del Ayuntamiento, fue levantada en el siglo XVII. Sin embargo, se encargó a Villanueva crear una galería de columnas en un gran balcón dando a la calle Mayor. Este nuevo y privilegiado espacio serviría para que los reyes presenciaran la procesión de Corpus Christi.

Recordemos, además, la huella de Villanueva en Aranjuez, donde levantó la Casita de los Infantes en 1791. Dentro del Jardín del Príncipe también se encargó de la Casa del Labrador, otro palacete para la Familia Real. La puertas monumentales de estilo neoclásico del mismo Jardín igualmente fueron diseñadas por él, así como el pequeño templo neogriego del Estanque de los Chinescos que está en su interior.

Últimos trabajos de Juan de Villanueva

El más devastador de los incendios sufridos en la plaza Mayor fue el último, acaecido en 1790. Las casas ardieron durante nueve días y los trabajos de extinción se encomendaron a Sabatini y a Villanueva, y a este último su posterior reconstrucción. Aquí armonizó la altura de los edificios, cambiando madera por piedra, y redactó una ordenanza de prevención de incendios.

El Madrid monumental de Juan de Villanueva
Galería de columnas en la Casa de la Villa

Se puede decir que el aspecto actual de la plaza se la debemos al arquitecto madrileño, que la acabó de cerrar. Así mismo, reconstruyó el Palacio de Santa Cruz, tras su incendio, respetando el estilo e incluyendo mejoras estructurales.

Villanueva fue también el encargado de crear el Túnel de Bonaparte, también conocido por Gruta del Campo del Moro. Esta pudo ser su última obra en Madrid antes de morir en 1811. El Túnel conectó el Palacio Real con la Casa de Campo en tiempos de José Bonaparte. Todavía existe, pero está cerrado al público.

Otras obras de Juan de Villanueva en Madrid han desaparecido. Por ejemplo, el Teatro del Príncipe, que acabó en ruinas y fue sustituido por el actual Teatro Español. También el Cementerio del Norte, el primero en construirse fuera de la ciudad, que estuvo aproximadamente donde hoy tenemos la plaza de Quevedo.

Juan de Villanueva fue contemporáneo de otros grandes arquitectos. En su época también trabajaron José de Hermosilla, Ventura Rodríguez y Francesco Sabatini. Pero no hay duda de que Villanueva, junto a los anteriores, ocupa un lugar destacado en el paisaje urbano madrileño. Y como reconocimiento a su labor, el Ayuntamiento encargó una bonita fuente que embellece una rotonda del parque del Oeste.

 

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