Madrid de los Borbones, un paseo ilustrado

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Madrid de los BorbonesPor Madrid de los Borbones entendemos aquella parte de la ciudad que floreció con mayor relevancia a partir del reinado de Felipe V, especialmente en el siglo XVIII y principios del XIX.

Si en tiempos de la casa de Austria Madrid se convirtió en una de las capitales de referencia en Europa, fue durante la monarquía borbónica cuando se embelleció con amplias avenidas, fuentes monumentales y edificios majestuosos. De esta época es la construcción del palacio real más grande de Europa occidental y la creación de importantes instituciones de carácter científico y artístico.

No se trata de un barrio sino más bien de un recorrido que cruza varias zonas de la ciudad. Su espacio más señalado sería el paseo del Prado y alrededores, pero hay otros puntos a tener muy en cuenta. Es posible conocer una parte de lo que aquí vemos con el detalle que ofrece un Free Tour por el Madrid de los Borbones.

Un palacio monumental

Empezamos el recorrido por el Madrid de los Borbones en la obra más monumental levantada en este periodo, el Palacio Real. Destruido el anterior Alcázar por un incendio, durante el reinado de Felipe V se emprendió la creación del nuevo palacio, habitado por primera vez por Carlos III. No las hemos contado, pero el dato oficial dice que tiene más de 3.000 habitaciones en 135.000 metros cuadrados. La vecina plaza de Oriente, plagada de estatuas procedentes del palacio, logró su diseño actual ya entrado el siglo XIX.

Madrid de los Borbones
Estatua ecuestre de Carlos III en la Puerta del Sol

De camino al centro, pasamos por la plaza Mayor, creada en tiempos de los Austrias. De hecho, en su parte central se erige la estatua ecuestre de Felipe III. Sin embargo, fue ya en el siglo XVIII cuando, tras el último incendio, la plaza se convirtió en el espacio monumental que es hoy. Con el diseño de Juan de Villanueva se igualó la altura de los edificios y se crearon los nueve arcos que le dan acceso. De entre ellos destaca, por el gran desnivel que salva, el de Cuchilleros.

Uno de los grandes espacios de Madrid desde el siglo XVIII es la Puerta del Sol. Aquí se erige la estatua ecuestre de Carlos III, cuya ubicación se decidió por votación popular. Este rey fue quien más impulsó el embellecimiento de la ciudad, y por eso en el pedestal del monumento se pueden leer las obras emprendidas bajo su reinado, así como algunos personajes fundamentales de ese tiempo.

La plaza está presidida por la Casa de Correos, mandada construir por el mismo rey. En su parte alta está el famoso reloj de las campanadas de fin de año. Y en la acera a su lado encontramos la placa del Kilómetro Cero, que marca el inicio de las carreteras radiales. Con las últimas reformas, la Puerta del Sol ha quedado totalmente peatonalizada.

Por Alcalá hasta el paseo del Prado

La parte quizá más celebrada del llamado Madrid de los Borbones la vamos a encontrar un poco más al este. Para llegar saldremos de la Puerta del Sol por la calle de Alcalá, en un tramo que alberga algunos edificios muy solemnes levantados durante el reinado de esta dinastía.

Recorridos por la capital
Casa de Correos

Uno de ellos es el que acoge la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, institución creada durante el reinado de Fernando VI. Su museo es una verdadera joya, con algunas de las mejoras obras pintadas desde entonces por sus miembros. A su lado está el lujoso Real Casino de Madrid.

También en este tramo podemos admirar otros edificios monumentales, como el que acoge al Ministerio de Economía y Hacienda o el Círculo de Bellas Artes. Un poco más adelante tenemos el edificio del Instituto Cervantes, peculiar por la solemnidad de sus columnas y sus cariátides.

Así acabamos llegando a la plaza de Cibeles. Los cuatro palacios que se levantan en sus esquinas datan tiempos borbónicos. El más antiguo, del siglo XVIII, es el de Buenavista, sede del Cuartel General del Ejército de Tierra. De finales del XIX es el edificio del Banco de España. Y ya de los primeros años del siglo XX son los palacios de Linares y Cibeles.

El Prado y la Colina de las Ciencias

El paseo del Prado fue en tiempos de los Austrias un lugar de recreo en las afueras de la ciudad. Sus habitantes paseaban por su sendero entre árboles, y algunos aireaban sus caballos y sus carrozas. Pero con Carlos III el lugar se convirtió en un auténtico foro ilustrado por sus monumentos y sus nuevas instituciones.

Fuentes ornamentales en la capital española
Fuente de Neptuno

Aquí se situaron cuatro fuentes que hoy siguen siendo adornos principales de Madrid. La primera fue la de Cibeles, pero enseguida aparecieron las de Apolo y Neptuno en su parte central. Y al final del todo, ya en Atocha, la de la Alcachofa, que ahora es una réplica y cuyo original está en el Retiro.

También de tiempos de Carlos III, a quien se apoda el mejor alcalde de Madrid por su empeño en mejorar y adornar la urbe, es la creación de la Colina de las Ciencias. Se trataba de crear algunas instituciones científicas que enriquecieran la vida cultural de la Corte para ponerla a la altura de las grandes capitales europeas.

Esto incluyó un gabinete de Ciencias Naturales que en poco tiempo acabó convirtiéndose en el Museo del Prado, utilizando para ello un bonito edificio diseñado por Juan de Villanueva. A su lado se creó el Jardín Botánico, trasladando los ejemplares del más modesto que había creado Fernando VI junto al Manzanares, y dotándolo de solemnidad con la Puerta Real diseñada por Francesco Sabatini. Y en lo alto de la colina se situó el Real Observatorio de Madrid, también con edificios diseñados por Villanueva.

Hasta la Puerta de Alcalá y el Retiro

En torno al paseo del Prado, hoy parte del Paisaje de la Luz, declarado Patrimonio Mundial de la Unesco, tenemos otras obras destacadas del periodo borbónico. Una de ellas es la Estación de Atocha, inicialmente un simple apeadero que en pocos años fue creciendo hasta lo que es hoy.

Madrid de los Borbones
Museo del Prado

A su lado está el imponente Palacio de Fomento, hoy Ministerio de Agricultura, declarado Bien de Interés Cultural. Muy anterior, del siglo XVIII, es el Hospital de San Carlos, reconvertido ya en el las últimas décadas en Museo Reina Sofía.

A pocos pasos del Prado, a la altura de la fuente de Neptuno, está el palacio del Congreso. Este edificio no sólo tiene un interesante valor arquitectónico, sino que es además símbolo del desarrollo político de la nación, ya que se diseñó para albergar la representación del pueblo español. También de época borbónica es el edificio de la Bolsa, con su solemne fachada principal curvilínea.

Uno de los emblemas de la ilustración que se levantaron durante el reinado de Carlos III es la Puerta de Alcalá, a pocos pasos de Cibeles. Este monumento se convirtió en uno de los arcos de entrada a una ciudad más elegantes y majestuosos de toda Europa. Además, adorna uno de los accesos al parque público más señalado de la ciudad.

El Parque del Retiro fue creado durante el reinado de Felipe IV para distracción del monarca y la Corte. Y el palacio que albergaba fue derribado ya en época borbónica. Pero también de esta época es la creación de los “caprichos”. Así, la Casita del Pescador, la Montaña Artificial o la Casa del Contrabandista (hoy Florida Park) se hicieron para capricho de Fernando VII. Y no olvidemos elementos posteriores como el impresionante Monumento a Alfonso XII y los palacios de Cristal y de Velázquez.

Otras obras en el Madrid de los Borbones

Fuera de este recorrido, que comenzaba en el Palacio Real y nos ha llevado hasta el Retiro, existen muchas otras obras destacadas que se realizaron durante la época más fructífera para la ciudad de la dinastía borbónica. Por ejemplo, durante el reinado de Carlos III se creó una red de alumbrado, alcantarillado y recogida de basuras que modernizó enormemente la ciudad.

Madrid de los Borbones
Puerta de Alcalá

Un edificio muy destacado, con diseño de Juan de Villanueva, es el Oratorio del Caballero de Gracia. Su curiosa fachada no tiene comparación en toda la ciudad. Y también llama la atención su ubicación en la Gran Vía, donde el resto de edificios datan ya del siglo XX.

La propia Gran Vía inició sus obras con un golpe de piqueta dado por Alfonso XIII para derribar la Casa del Cura. Ésta fue una de las muchas construcciones que hubo que demoler para levantar en su lugar modernos edificios. Pero el Oratorio se salvó de la desaparición gracias a su valor histórico.

Nombremos también, como parte destacada de este Madrid de los Borbones, la basílica de San Francisco el Grande. Este templo posee una gigantesca cúpula que es digna de admirar. Como también es muy apreciable el conjunto de obras de arte que se puede visitar en su interior.

 

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